Tras todo este tiempo confinados, el pasado sábado 4 de julio pudimos reencontrarnos en persona como grupo, como la familia Kairós que estamos formando. Y no solo llegar al encuentro los unos con los otros, sino lo que es más emocionante aún con nuestro Padre, gracias a una oración preparada por algunos chicos del grupo, por los acompañantes Kairós y algunos catequistas de confirmación.
Cabe destacar que fue un momento precioso, de unión, de paz y de reconciliación con el Señor. Estar frente a él, nos da fuerza para seguir luchando para conseguir transformar la Iglesia, en un espacio para jóvenes que sigan considerando a Dios la luz de sus caminos y que quieran ser fieles seguidores de Él. Para terminar este ratito de oración, dimos las gracias, por la gente que queremos y que nos quiere, por tener al Señor guiando nuestras vidas y por Kairós; porque en esta pequeña familia nos sentimos libres y amados con nuestros defectos y con nuestras virtudes.
El segundo momento principal de este fin de curso fue, participar de la eucaristía y recibir el Cuerpo de Cristo. Es llamativo ver a tantos jóvenes unidos en una misma celebración y un solo referente en ese momento, el Señor.
Para finalizar tuvimos un rato de convivencia, donde nos reímos muchísimo, nos pusimos al día y compartimos vida.
Fue una tarde para el recuerdo, que muchos de nosotros seguramente no olvidaremos; siendo esenciales cada uno de los momentos, para conocernos, para seguir enamorándonos de Cristo y para darnos cuenta de la relevancia que tenemos dentro de la Iglesia.