Cartas a mi hijo de 3 años (XXVII)

¿ENERO ERRADO?

Final de enero de 2021

Querido hijo:

Nadie quería un repetir el curso 2021 y ya se oye en la calle el sufrir de enero, dicen que no se puede sonreír y sin embargo puedo oír tus carcajadas a pesar de la mascarila. El mundo se queja del agobio de la misma y es ciego a cuántas máscaras de hierro hemos ido forjando en nuestra historia. Lamentamos no poder besar ni abrazar, discutimos que la mayor virulencia de este bicho es su crueldad en la separación social.

Sabes, hijo, es verdad que es difícil no abrazar y no besar… pero hace mucho tiempo que nos equivocamos en la forma de expresar y ahora tenemos que corregir nuestro acariciar. Tú no… en el seno de las madres se enseña tan valiosa lección y los niños la tenéis tatuada en piel. Te explico el acto más hermoso de amar.

Empieza en el corazón y se hace primer gesto en los ojos (por ello llevamos el resto del rostro tapado y nos han cortado los abrazos). El amor, mi vida, comienza su derramar en la mirada. Un parpadeo es ya un beso. Si ves la imagen de Cristo en la Cruz: lo observarás mirando al Cielo; en otras, su cabeza está hacia abajo. En su Adiós, Jesús lanzó su beso al Padre y después a la Tierra, a nosotros. Así queda el guiño que nos hace en su promesa más sagrada de Vida.

Por ello, hijo mío, tenemos que aprender a mirar, porque a veces descuidamos las miradas y vamos perdiendo besos. No se puede sonreír con los labios si antes no han sabido hacerlo los ojos. Los silencios son más verdad que las palabras. Qué poder tiene la mirada de Jesús, que forma de penetrar en las heridas más profundas y cerrarlas con su beso en parpadeos: “Y mirándole le amo”

Las lágrimas, hijo mío, las lágrimas son testigos de ese amar en extremos… son de largo aprendizaje y saben reír; saben ser agua que sacia y calma, devuelven la quietud al corazón agitado y descubren la transparencia del alma. Recuerda como Cristo se da en la Comunión, como sus lágrimas de Sangre van llenando el vacío de un lleno absoluto. Nosotros no rezamos a un Dios muerto que nuestra Oración se alza a la Vida.

TE QUIERE SIEMPRE, TU MAMI MILY

Mª MILAGROS TITOS PADILLA
CARTAS A MI HIJO DE TRES AÑOS