Santos Carlos Lwanga y doce compañeros, todos ellos comprendidos entre los catorce y los treinta años, pertenecientes a la corte de jóvenes nobles guardias del rey Mwanga, que como cristianos, por no ceder a los deseos impuros del monarca, murieron en Uganda, degollados o quemados vivos, en 1886. Continuar leyendo >
Noemí y Rut. Según narra el libro bíblico de Rut, Noemí es una mujer israelita, de Belén, que a causa del hambre emigra con su marido y sus dos hijos al país de Moab. El marido muere, los hijos se casan con dos mujeres moabitas, y también mueren, y Noemí decide volver a su tierra. Pero una de las nueras, Rut, a pesar de que Noemí quiere que se quede, decide acompañarla. En Belén pasan toda clase de penurias, hasta que un rico propietario, Booz, se enamora de Rut y se casa con ella. Y este matrimonio serán los abuelos del rey David. Una historia de fidelidad y amor entre dos mujeres, y una afirmación de universalidad frente al cerrado nacionalismo judío de la época en que fue escrito el libro. Continuar leyendo >
San Justino, mártir, (S. II) era filósofo, siguió la auténtica sabiduría conocida en la verdad de Cristo, enseñando lo que vivía de palabra y con sus escritos. Presentó ante el emperador Marco Aurelio su Apología en favor de la religión cristiana, y conducido al Prefecto Rústico, ante quien se declaró cristiano, fue decapitado. Continuar leyendo >
Visitación de la Virgen María a su prima Santa Isabel, embarazada de su hijo en la ancianidad, y a la que saludó. Al encontrarse gozosas las dos futuras madres, el Redentor que venía al mundo santificó a su precursor y al responder María al saludo de su prima glorificó a Dios con el cántico de alabanza del Magníficat. Continuar leyendo >
San Fernando III Rey de Castilla y de León, recibió de su madre unas cualidades excelsas de prudencia, sabiduría, bondad y religiosidad profunda. Fue un rey prudente en el gobierno del reino, protector de las artes y delas ciencias y diligente en propagar la fe. Descansó finalmente en la ciudad de Sevilla en 1252. Continuar leyendo >
San Maximino, obispo. En Treveris, hoy Alemania, fue un Valiente defensor de la integridad de la fe frente a los arrianos, acogió fraternalmente a San Atanasio de Alejandría y a otros obispos desterrados, y al ser expulsado de su sede por sus enemigos murió en Poitiers, su tierra natal en 346. Continuar leyendo >
San Germán de París. Obispo, (S. VI)que habiendo sido ante Abad de San Sinforiano de Autún, fue llamado a la sede de esta ciudad, donde conservando el estilo de vida monástico, ejerció una fructuosa labor apostólica. El poeta Venancio Fortunato es quien mejor ha escrito de este santo. Continuar leyendo >
San Agustín, obispo de Canterbury. Fue enviado por el papa Gregorio a predicar a los anglos, siendo acogido de buen grado por el Rey Edelberto de Kent, a quien convirtió junto con otros muchos a la fe cristiana por el ejemplo de su vida. Estableció algunas sedes episcopales en esta tierra, muriendo en mayo de 604. Continuar leyendo >
San Felipe Neri, (S. XVI) presbítero, consagrado a la tarea de salvar a los jóvenes, fundador del Oratorio, en el cual se practicaban las lecturas espirituales, el canto y las obras de caridad. Brilló por su amor al prójimo, la sencillez evangélica, su espíritu de alegría, el amor y el ser vicio ferviente a Dios. Continuar leyendo >
San Beda el Venerable, monje, presbítero y Doctor de la Iglesia. (S. VIII) Toda su vida transcurrió en el monasterio de Wearmouth (Inglaterra) dedicado a la meditación y a la exposición de las Escrituras. Su vida monástica fue ejemplar y sus delicias eran estudiar, enseñar y escribir. Continuar leyendo >
