Fiesta Sacramental

Jesús Llopis

Con la fiesta del domingo día 26 de enero, se cerraba y daba por concluido el Triduo de la Archicofradía Sacramental de la Basílica Menor de san Ildefonso.

Estos días, preciosos, han ido acompañados de la predicación del Párroco de San Ildefonso y de los tres diáconos ordenados el pasado 9 de noviembre: Antonio Guerrero, Francisco Javier Cova y Jesús Llopis.

Durante estos días, hemos ido cayendo en la cuenta del valor que la Sagrada Eucaristía posee en nuestras vidas como Misterio de Amor, de Comunión y, por último y como ayer Jesús Llopis centraba su homilía, como Misterio de Misión. Una misión que nace de nuestra vocación cristiana y que consiste -como leíamos en el Evangelio- en anunciar el Reino e invitar a la conversión. Y una misión que únicamente puede ser realizada tras un encuentro personal con Jesús Resucitado porque “nadie puede dar lo que no tiene”. Y, ¿Dónde podemos encontrarlo mejor que en la Sagrada Hostia donde está contenido todo su ser? Su cuerpo, su alma, su sangre y su divinidad.

Acabada la celebración dominical, Jesús Sacramentado en la custodia recorrió el interior de la Basílica, haciendo 7 estaciones en sendas capillas laterales de la misma, espléndidamente adornadas para ocasión.

La procesión eucarística finalizó a los pies de Nuestra Señora de la Capilla, Patrona y Alcaldesa mayor de nuestra ciudad. Allí, el diácono, impartió la bendición solemne a los congregados en gran número y despidió a los presentes invitándoles a seguir glorificando con su vida al que durante ese rato allí habíamos adorado.