No nos defraudes, Señor,
danos tu salvación.
Buscamos, Señor, salvación.
Buscamos descanso, buscamos vivir,
buscamos alguien en quien confiar.
No nos defraudes, Señor, danos tu salvación.
Se nos acaba todo lo que tenemos.
Enmudecen las cosas que ayer nos decían algo
y los hombres se nos vuelven difíciles, inaprensibles.
No nos defraudes, Señor, danos tu salvación.
Hemos sentido la inseguridad de todas las cosas:
fallan los hombres con su libertad
y nos fallan las máquinas calculadoras.
No nos defraudes, Señor, danos tu salvación.
Tenemos la experiencia de la caducidad, de lo poco que nos duran las cosas:
de lo viejos que se nos quedan los planes y los pactos, de la cantidad de programaciones
que tenemos que rehacer cada semana.
No nos defraudes, Señor, danos tu salvación.
y hemos preguntado en nuestro silencio: ¿es posible que todo sea así?
es posible que se nos vacíen las manos y también el corazón?
No nos defraudes, Señor, danos tu salvación.
Danos tu salvación, Señor.
No nos falles, Tú, el Dios fiel,
que siempre cumplió su palabra, que siempre miró con misericordia a la obra de sus manos.
A ti, Señor, levanto mi alma porque nunca defraudas
a los que esperan en ti.