San Emiliano, mártir, que despreciando los edictos de Juliano el Apóstata y las amenazas de su vicario Catalino, derrumbo el altar de los ídolos para impedir los sacrificios, por lo que fue arrojado a un horno ardiente y alcanzó así la palma del martirio en el 362 en Silistra, hoy Bulgaria.