San Ireneo, Obispo de Lyón, (S. III) discípulo de San Policarpo, guardó con fidelidad la memoria de los tiempos apostólicos, y murió coronado por un glorioso martirio. Debatió en muchas ocasiones acerca del respeto a la tradición apostólica y en defensa de la fe católica, y publicó su célebre tratado contra la herejía.