Cartas a mi hijo de 3 años (XXX)

…LE DISTE DE COMER

Febrero de 2021. “Porque tuve hambre y me disteis de comer” Mt, 25:35

Querido Hijo:

El mundo está hambriento y es tal su hambre que no encuentra quién lo sacie. Me dices: “mami, la fruta es un alimento saludable” y ese es el problema de este primer mundo; sí, tristemente aprenderás que hemos hecho subdivisiones de un mismo universo, hemos osado a categorizar en divisiones la tierra y ha tenido que venir una pandemia a sacudir nuestro pensar sesgado y cortar de raíz nuestra estabilidad y falso control del planeta. Ciertamente hemos perdido la visión de lo que es saludable y lo que no, de lo que nutre y alimenta y lo que solo engorda el ego.

Así que hoy, hijo, vamos a hacer un repaso de esa lista de alimentos saludables. Lo primero que debemos aprender es a trabajar los sentidos con nuestro pequeño mundo, nuestro interior y ya verás como nutriendo lo que somos seremos capaces de dar de comer al otro.

“Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron” Lc, 23, 30-31

En realidad, mi vida, tenemos que dar de comer a diario a nuestro corazón, llenar no es lo mismo que saciar. El vacío puede ocupar mucho espacio y hacernos sentir pesados. Caminar es fundamental, por ello tenemos que aligerarlo. El PAN, nutriente fundamental, no puede faltar en nuestras vidas. Te ríes porque conoces que a ti no te falta. Pero sabes algo más, no basta con comerlo hay que aprender a fraccionarlo, a compartirlo… y eso puede no resultar tan fácil. 

Te apresuras a decirme: “Mamá, hay bichito y no se puede compartir”. Sin embargo es ahora cuando más se puede, cuando más se necesita romper esa forma absurda de dividir un mismo mundo. Se puede compartir dando de ese Pan que no necesita más masa que la de la entrega, la de darse a los demás. Pero recuerda, amasamos dentro, si no somos capaces de ser nosotros mismos nunca podremos ser para otros.

Cuando das de comer a la vaquita Lulú, la seño me dice que saltas de alegría con cada moneda que cae en su panza. Eso es, mi rey, compartir. Es llenarte de júbilo y derramarte en alegría para los otros. Es comer pensando en el que tiene el plato vacío, y correr a tu hucha y llenarla de los céntimos que a tu corta edad recibes, es esperar con plenitud el ritual de los domingos cuando toca abrir tu hucha para llenar la del mundo. 

Acércate, mi hijo, te voy a contar un secreto al oído: “Esa alegría que sientes es Jesús entrando en ti, es el Milagro de Amor que hace que un niño sea Niño”.

TE QUIERE SIEMPRE, TU MAMI MILY

Mª MILAGROS TITOS PADILLA
CARTAS A MI HIJO DE TRES AÑOS